Rabat celebra como un éxito diplomático el respaldo internacional a su plan autonomista, aunque el texto mantiene abierta la vía de la autodeterminación y prolonga el mandato de la misión de la ONU.
La reciente resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas sobre el Sáhara Occidental ha sido recibida con euforia en Marruecos, donde el Gobierno de Rabat la interpreta como un respaldo internacional a su plan de autonomía para el territorio. El texto, sin embargo, mantiene la autodeterminación sobre la mesa y amplía el mandato de la MINURSO, la misión de la ONU que vela por el alto el fuego y la estabilidad en la zona.
Desde España, el Ejecutivo de Pedro Sánchez mantiene su posición de apoyo al plan marroquí como base “más seria y realista” para una solución al conflicto, un cambio de orientación que modificó de forma sustancial la política exterior tradicional del PSOE y del Estado español respecto al territorio saharaui.
Mientras tanto, el Gobierno de Canarias ha reiterado su preocupación por la estabilidad regional y ha pedido que “toda solución pase por el respeto al derecho internacional, el diálogo entre las partes y la seguridad en las aguas próximas al Archipiélago”. Desde las Islas se sigue con atención el desarrollo del proceso, consciente de las implicaciones económicas, migratorias y estratégicas que cualquier avance o tensión puede tener sobre el territorio canario.
Aunque Marruecos celebra lo que considera una victoria diplomática, la resolución deja claro que el futuro del Sáhara Occidental continúa en el limbo político, pendiente de un acuerdo definitivo entre Rabat, el Frente Polisario y los actores internacionales implicados.