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‘Los canarios no podemos seguir pagando más por volar‘, por José Fernando Cabrera

La congelación de tasas aéreas aprobada por el Senado ha desatado una reacción bursátil y política en Aena. Sin embargo, detrás de los titulares hay una realidad que afecta directamente a Canarias: los aeropuertos más rentables del país, los de nuestras Islas, siguen siendo tratados como si fueran un problema y no como lo que son: un motor esencial de la economía nacional.

La subida del 4,9% en las tasas aéreas que propone Aena no tiene sentido cuando se observa la realidad de Tenerife, donde la empresa obtiene unos 200 millones de euros de beneficio anual entre el Aeropuerto Reina Sofía y Los Rodeos. En la Península, tal vez haya aeropuertos con poco tráfico que necesiten equilibrar cuentas, pero en Canarias, cada vuelo es una necesidad vital, no un lujo.

Aquí no existen trenes de alta velocidad ni autopistas hacia el continente. Volar es el único modo de conectar la vida canaria con el resto de España y del mundo. Por eso, subir las tasas equivale a encarecer la movilidad de los residentes y a gravar la llegada de millones de turistas que sostienen nuestro modelo económico.

La decisión del Senado de congelar las tasas hasta 2031, impulsada por el Partido Popular, ha puesto en evidencia las tensiones entre la política y la gestión empresarial. Si el Congreso no respalda finalmente la subida, Aena vería reducida su recaudación y ya ha advertido que podría revisar su plan de inversiones DORA 2027-2031, en el que figuran proyectos estratégicos para las Islas: la nueva terminal del Reina Sofía y la renovación integral de Los Rodeos.

No obstante, no hay justificación para recortar inversiones en Tenerife, dado que Aena ha acumulado beneficios milmillonarios en los últimos años. Lo que preocupa no es la aritmética, sino la política: cuando las decisiones sobre infraestructuras estratégicas se mezclan con la batalla partidista, la ortodoxia desaparece y la periferia suele pagar el precio.

Por eso, las autoridades canarias, las patronales turísticas y la sociedad civil deben actuar con firmeza. Canarias no pide trato de favor; exige proporcionalidad, justicia y respeto a su condición ultraperiférica. No se puede castigar a los aeropuertos que más aportan al sistema.

Los canarios y quienes nos visitan no deben seguir pagando más por volar, ni por sostener la cotización de Aena.

José Fernando Cabrera
Empresario turístico