Nuevos detalles permiten reconstruir con mayor precisión la operación internacional que permitió la salida clandestina de María Corina Machado de Venezuela antes de su llegada a Oslo. Fuentes diplomáticas y miembros de la diáspora venezolana en el Caribe y Europa coinciden en que la maniobra incluyó un itinerario encubierto, documentación de protección especial y una escala decisiva en República Dominicana, convertida en punto intermedio para asegurar su tránsito sin interferencias.
Según estas fuentes, la operación comenzó en la madrugada, lejos de las rutas civiles. Machado fue trasladada por un equipo reducido hacia una pista militar secundaria, donde la esperaba un jet ejecutivo sin distintivos. Antes de abordar, se le entregaron pasaportes diplomáticos provisionales, emitidos por un país europeo participante en el operativo, destinados a garantizar su tránsito en aeropuertos internacionales sin riesgo de retención.
El avión despegó en silencio radiofónico. Poco después de abandonar el espacio aéreo venezolano, se incorporó a un corredor aéreo previamente coordinado con Estados Unidos. En ese tramo, dos cazas F-18 tomaron posición a ambos lados de la aeronave “para prevenir cualquier intento de interceptación no autorizada”, según confirmó un funcionario con conocimiento del operativo.
La primera escala programada se produjo en República Dominicana, concretamente en un área restringida del Aeropuerto Internacional de Las Américas (AILA), donde un grupo reducido de diplomáticos la recibió sin pasar por controles ordinarios. Allí se confirmaron sus documentos provisionales y se gestionó un visado humanitario especial, clave para su tránsito posterior hacia Europa. La parada duró menos de una hora y se mantuvo fuera de registros públicos.
Desde Santo Domingo, el vuelo continuó hacia una base aérea del Caribe vinculada a acuerdos de cooperación internacional. Allí se realizó un último control de seguridad antes del tramo final hacia Oslo.
La llegada a Noruega se produjo sin anuncio previo. Un funcionario del Comité Nobel confirmó que la institución solo recibió la última comunicación cuando el avión ya había cruzado Groenlandia. El desembarco —discreto, sin prensa ni protocolo— simbolizó, según un miembro de la diáspora que siguió el operativo desde Europa, “la primera victoria logística frente a un régimen acostumbrado a cerrar todas las puertas”.