Rusia puso hoy en peligro la cumbre de Budapest entre los presidentes ruso, Vladímir Putin, y estadounidense, Donald Trump, al descartar tajantemente un alto el fuego en Ucrania e insistir en erradicar antes las causas originales del conflicto, en alusión a las aspiraciones de Kiev de ingresar en la OTAN y la defensa de los derechos de los rusoparlantes. «Lo importante, de todas formas, no es el lugar, ni los plazos, sino cómo vamos a avanzar en lo que fue acordado y sobre lo que se alcanzó un amplio entendimiento en Anchorage», en la cumbre de mediados de agosto, dijo Serguéi Lavrov, ministro de Exteriores ruso, en rueda de prensa.
Lavrov alabó la actitud de Trump sobre la necesidad de un «arreglo duradero», aunque el presidente de Estados Unidos parece tener un recuerdo diferente de Alaska, ya que abogó por un urgente cese de las hostilidades tras reunirse el viernes pasado en la Casa Blanca con el líder ucraniano, Volodímir Zelenski.
Precisamente, Zelenski y los líderes de la Unión Europea apoyaron este martes «firmemente» la postura de Trump «de que los combates deben cesar inmediatamente y que la línea de contacto actual debe ser el punto de partida de las negociaciones».