Benedict Cumberbatch ha acudido este año a Sitges con una doble misión. Por un lado, recoger el premio del Festival de Cine Fantástico llamado 'La Máquina del Tiempo', un reconocimiento a actores, directores, personalidades cinematográficas o instituciones con una carrera prolífica y que han tenido, además, una relación especial con el festival. Un premio que Sitges estrenó en 1992 con Sam Raimi, realizador que le dirigió en la cinta Doctor Strange: el universo de la locura. En este sentido, ha reivindicado el papel del cine de terror y fantasía como un estilo cada vez más presente en la industria cinematográfica.
Para este intérprete, que ha dado vida tanto a científicos como Alan Turing o Stephen Hawking como a Sherlock Holmes, o superhéroes como el Doctor Strange, no hay una línea divisoria entre el cine fantástico y el resto. “Creo que nunca hay un momento en el que, quienes realmente canalizan lo que quieren hacer creativa y artísticamente, sientan que están haciendo algo que no es real y que pasa a lo metafórico y fantástico”, dice. “Simplemente se centran en su trabajo y luego el espíritu del proyecto les lleva a adoptar el género más adecuado para concretar la película, ya sea en el ámbito del terror, la comedia, la música o lo que sea”.