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'El monólogo', de Pepe Moreno

Este monólogo de hoy va de que somos campeones, y lo somos en varios apartados, como puede ser que, a pesar de que el viernes perdimos frente al Barakaldo por dos goles a cero, seguimos en lo más alto de la clasificación porque el inmediato perseguidor también lo hizo y seguimos con esos dos puntos de diferencia. Me fío mucho de lo que dicen los que más saben y ellos me dicen que esto es de preocupar, pero que no se nos olvide que estuvimos seis semanas sin perder y sin que al CD Tenerife les metieran uno solo. Es lógico estar de derrotistas, porque nuestro representativo no ha visto la puerta contraria en los últimos tres partidos y porque los contrarios parece que nos han cogido la matrícula, pero seguimos en puestos de ascenso directo y siendo los campeones de esa división.

Y somos campeones en la situación económica que estamos viviendo y que nos ha puesto claro el contexto en el que vivimos. Para ir poniendo las cosas claras, hasta 551.000 personas viven en pobreza en Canarias, según el informe que días atrás presentó Cáritas en Canarias.

Para ponerlo más claro, el 24,6 % de nuestra población, la del archipiélago, está en riesgo de pobreza, según el último informe de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza (EAPN). En las islas, el 31,2 % (unos 698.000 residentes) se enfrenta a este riesgo, siendo la quinta comunidad con mayor tasa, aunque los datos han mejorado respecto a 2008 y 2015.

Preocupa especialmente la pobreza infantil, que afecta a más del 36 % en las islas, calculada según la capacidad familiar. Hay 226.000 canarios que viven con menos de 644 euros al mes; es la cuarta comunidad autónoma más afectada, y la tasa apenas ha bajado desde el año 2008 (11,4 %).

Es decir que estamos en los puestos de cabeza en la pobreza en Canarias y esto deriva a los datos sobre pobreza infantil. Nuestros pequeños saben que sus familias no pueden afrontar problemas imprevistos en el seno de su núcleo; imagínense la compra de una vivienda, cuando se crea un problema por un simple block o folios.

Pero tampoco pueden afrontar la compra de un techo o alquilar una vivienda porque, entre otras razones, no hay. Ahora se están construyendo en Canarias unas 2.000 viviendas, eso siendo optimistas, cuando existen más demandas que ofertas. Podemos Canarias denunciaba incluso el “fracaso estructural” del Plan Canario de Vivienda 2020–2025 y decía, en una nota informativa, que solo se han entregado 48 viviendas públicas de las 2.703 a las que se comprometió el Gobierno. Este es el motivo por el que ha pedido una auditoría urgente y la dimisión del consejero del área, que es el presidente y miembro de Coalición Canaria en Gran Canaria Pablo Rodríguez.

Esto podríamos entenderlo como un “desvío entre la promesa institucional y la realidad material”, otra más, o como “un escándalo de gestión” y “una traición a miles de familias que esperaban una solución habitacional”.

La cifra final apenas representa el 0,96 % del total en Canarias, “muy lejos del 9 % europeo”, mientras que el número de viviendas vacías supera las 211.000 y añaden que “esta paradoja evidencia que el problema no es la falta de ladrillo, sino de voluntad política para movilizar recursos y romper con los intereses especulativos”. Y esa es la razón fundamental por la que exigen una auditoría pública urgente e independiente que determine responsabilidades, así como la reactivación del plan “bajo un modelo transparente y con calendario vinculante”.

No se pueden dejar paralizados más de 600 millones de euros para construir viviendas, que las está demandando la gente, y hablar de emergencia habitacional simultáneamente. Y esta especie de dejar las cosas para que se busquen la vida es la que ha ganado terreno el capital privado y los fondos buitre. Porque han encarecido aún más el acceso a la vivienda, unido a la ley del suelo, en la que aparece que tienen más derechos los okupas que los que tienen las escrituras de esas casas o la proliferación de las viviendas vacacionales.

Y somos campeones en el paro juvenil porque ahora mismo presentamos la tasa de paro juvenil más alta del país, con una tendencia al alza desde el cuarto trimestre de 2024. Estos elevados índices de desempleo juvenil ponen de manifiesto la persistencia de un grave problema estructural que afecta especialmente a los jóvenes, dificultando su acceso al mercado laboral y limitando sus  oportunidades de desarrollo profesional y personal. La situación resulta especialmente preocupante en territorios insulares y periféricos, donde las perspectivas de mejora son más inciertas y se requieren políticas específicas para revertir la tendencia.

Sin embargo, en Canarias la precariedad laboral y la temporalidad siguen siendo características predominantes entre los jóvenes empleados, lo que agrava la inestabilidad y dificulta la emancipación. A esto se suma la falta de oportunidades de formación adaptadas a las demandas actuales del mercado, lo que incrementa la brecha entre la oferta educativa y las necesidades reales de las empresas.

La clasificación podría ampliarla, pero basta con estos botones para saber cómo confeccionamos el resto del traje. Así que sí, somos campeones. Campeones en la clasificación… de la pobreza. Campeones en la tabla… del paro juvenil. Líderes en viviendas que no existen y en promesas que no se construyen. Y mientras tanto, seguimos mirando la tabla deportiva como si ahí se jugara todo nuestro futuro.

Pero al final, el ascenso que de veras nos urge no es el del Tenerife a Primera, sino el de nuestra gente a una vida digna. Ese es el único campeonato que deberíamos celebrar como locos. Y ese, de momento, ni lo estamos jugando. Ojalá un día podamos decir que también ganamos eso. Que metemos goles fuera del estadio: en el empleo, en la vivienda, en la igualdad de oportunidades. Y que por fin subimos… pero todos.

Por cierto, Rafael Muñoz puso en su sitio al presidente de Open Arms, Óscar Camps, que es el presidente y fundador de la ONG, mientras que el capitán del barco es Marc Reig. Los puso en su sitio, primero con un artículo y después con una serie de mensajes en Twitter que lo han dejado para el arrastre.

El bueno de Rafael ha sabido contestarle y ha sabido lo que tenía que decirle. La verdad es que muchos no hemos sabido en qué se han gastado el dinero durante la presencia de la nave y su embarcación, porque para eso tenemos a Salvamento Marítimo, que tendrán muchas cosas que contar en los miles de rescates en los que han tenido que ver. Esos, los de Salvamento Marítimo, son los verdaderos héroes y, como dice Rafa, los del Open Arms no son una entidad profesional ni reconocida, como pueden serlo los otros, y, además, que esto no es el Mediterráneo, sino el Atlántico, que deben hacerse de otra forma. Muy bien, Rafael, y muy mal por quienes hayan traído al otro barco. ¿Cuánto nos ha costado esto? ¿Quién pagó?