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El reto industrial de Canarias: urge que el empresariado abandone la contención y apueste por invertir

La industria canaria atraviesa un momento decisivo. Tras años de avances moderados, el sector muestra signos claros de consolidación, pero continúa limitado por dos frenos persistentes: una presión fiscal que resta competitividad y un empresariado que sigue instalando su estrategia en la contención, no en la expansión. El Archipiélago cuenta con oportunidades reales para diversificar su economía, pero necesita que la política alivie cargas y que el sector privado asuma de una vez el riesgo de invertir.

En los últimos años, el Gobierno de Canarias ha colocado a la industria en el centro de su agenda económica. La Estrategia de Desarrollo Industrial de Canarias (EDIC 2022-2027), junto con la modernización de áreas industriales y el incremento del empleo técnico, ha demostrado que el Archipiélago posee capacidad para crecer más allá del turismo. La industria representa actualmente entre el 6,5% y el 7% del PIB, más de 3.500 millones de euros en valor añadido y un tejido laboral de 41.000 empleos directos, cifras ya superiores a las registradas antes de la pandemia. Si se suman los empleos indirectos e inducidos, el impacto total roza los 100.000 puestos.

En solo tres años, la EDIC ha impulsado más de 140 proyectos orientados a digitalización, eficiencia energética, modernización tecnológica e Industria 4.0, movilizando decenas de millones en inversión pública. Estos pasos han fortalecido un sector que, aunque aún reducido en volumen, es clave en estabilidad, productividad y calidad del empleo.

Sin embargo, este avance convive con un freno estructural: la presión fiscal estatal y autonómica, que según el sector se ha intensificado hasta lastrar márgenes y limitar la capacidad de reinversión. La industria reclama un REF más ágil, mayores deducciones, incentivos para empleo técnico y una actualización del sistema tributario que devuelva competitividad al tejido productivo.

Pero la fiscalidad no es el único obstáculo. El propio empresariado industrial mantiene, en buena parte, una actitud de prudencia excesiva. Aunque el sector crece, muchas compañías priorizan resistir, no escalar. Falta tamaño empresarial, falta internacionalización, falta reinversión y falta ambición para apostar por nuevos nichos. La consecuencia: un crecimiento lineal que no alcanza para elevar el peso industrial en la economía canaria hacia los niveles europeos.

Gran Canaria y Tenerife acaparan más del 80% del tejido industrial, con Arinaga, El Sebadal, Güímar o Granadilla como nodos principales. El Gobierno intenta extender esta actividad a islas como La Palma, Lanzarote y Fuerteventura, pero las infraestructuras industriales siguen siendo insuficientes para atraer nuevas plantas o proyectos tecnológicos de medio y gran tamaño.

Pese a ello, el mapa industrial empieza a transformarse. Las renovables, la eficiencia energética, el autoconsumo, la economía circular, la industria alimentaria avanzada, el audiovisual y la digitalización están generando oportunidades inéditas hace una década. La industria se perfila, por primera vez en mucho tiempo, como un motor real para diversificar el modelo económico.

Y es que, durante años, el sector industrial de Canarias ha puesto el foco en los mismos obstáculos: la burocracia, el coste energético y la carga fiscal. Sin embargo, hay un factor que rara vez aparece en sus discursos públicos y que explica buena parte del estancamiento del sector: la falta de inversión propia.

Mientras el Gobierno autonómico despliega planes estratégicos y líneas de apoyo para impulsar la modernización, una parte significativa del tejido industrial mantiene una cultura empresarial conservadora, en la que las decisiones de inversión se postergan y los proyectos de transformación se eternizan en el cajón.

El sector manufacturero del Archipiélago sigue aferrado a un esquema competitivo basado en costes: mano de obra relativamente barata y logística subvencionada. Ese planteamiento ya no funciona. Sin nuevas tecnologías, sin digitalización y sin una apuesta real por la eficiencia energética, las empresas continúan perdiendo terreno frente a la Península y a otros mercados europeos mejor equipados.

Con más de 235.000 personas potencialmente activas sin incorporarse al mercado laboral o sin empleo estable, el Archipiélago no puede permitirse una industria débil ni inmóvil. La moraleja, al final, es sencilla: si la industria no da el paso y apuesta por transformarse de verdad, Canarias seguirá creciendo por debajo de su potencial. En este sentido, el camino a seguir, por parte de los profesionales y empresarios de este potente sector en el archipiélago, debe ser el de pugnar por competir, directamente, con la industria turística para así diversificar el crecimiento económico y la creación de empleo en las islas.

¿Quién es quién en la industria en Canarias?

  • Agroalimentario y bebidas

Comesa; Tirma · Arehucas · Compañía Cervecera de Canarias (Dorada/Tropical) · Kalise · Montesano · Egatesa · Aguas de Firgas · Aguas de Teror · Gofio La Molineta, La Piña, Imendi, La Salud.

  • Materiales, metal, plásticos y transformación

Valogreene Paper Canarias · Satocan/Preconte · ITP Aero · Plaspul · Canarplax · Plastimol · Acieroid Canarias.

  • Energía, agua y medio ambiente

Endesa · Red Eléctrica · Canaragua/Aqualia · Emmasa · Emalsa · Ecatar.

  • Gráficas y packaging

Litografía Romero · Gráficas Sabater · Tenerife Packaging.

  • Sanitario y farmacéutico

Cofarte · Cofarca · distribuidoras especializadas y laboratorios locales.

  • Audiovisual y digital

El Ranchito · 3 Doubles Animation · Mondo TV Canarias · Silent Oasis Studio.