América Latina, sacudida por el mayor pulso diplomático en años
La tensa conversación de 15 minutos entre Donald Trump y Nicolás Maduro, en la que el presidente estadounidense exigió la salida inmediata del líder chavista, ha desencadenado la mayor crisis regional en una década. El despliegue militar de EE. UU. en el Caribe, la negativa de Maduro a abandonar el poder y la división entre gobiernos latinoamericanos abren un escenario imprevisible que ya altera la estabilidad política y diplomática de toda Sudamérica.
Con este escrito, en La Gaceta de Canarias trataremos de explicar en qué punto está exactamente una situación cada días más tensa.
La crisis entre Washington y Caracas escaló este martes a niveles desconocidos desde 2019. La filtración del contenido de la llamada entre Donald Trump y Nicolás Maduro —una conversación tensa y directa que duró apenas quince minutos— ha provocado una tormenta geopolítica de alcance continental. Fuentes estadounidenses revelaron que Trump lanzó un ultimátum sin matices: “Debes abandonar Venezuela. Es hora de irte”, frase que habría repetido mientras le ofrecía a Maduro “salida segura” para él, su familia y su círculo más estrecho.
Según estas mismas filtraciones, Maduro respondió con una mezcla de desafío y desconfianza: “Ustedes lo que quieren es mi petróleo”, habría dicho, antes de exigir garantías plenas de seguridad, el levantamiento de sanciones y una transición controlada por su vicepresidenta. La Casa Blanca rechazó todas esas condiciones.
El intercambio desató un terremoto diplomático. La administración Trump, que ya tiene desplegado cerca del 20% de su fuerza naval en el Caribe bajo la llamada Operación Lanza del Sur, insistió en que su política está dirigida a “desmantelar estructuras de narcotráfico” vinculadas al régimen venezolano. Pero en América Latina la interpretación es otra: para muchos gobiernos, el ultimátum a Maduro supone un punto de inflexión que podría desembocar en una intervención militar.
La región se ha partido en dos. Por un lado, los gobiernos conservadores —con Argentina de Javier Milei a la cabeza— respaldan la línea dura. Milei fue el más explícito al pedir a la Corte Penal Internacional que ejecute las órdenes de arresto contra Maduro y Diosdado Cabello. Paraguay, Uruguay y Ecuador también han mostrado su preocupación por la deriva autoritaria del chavismo y apoyan la presión diplomática estadounidense, aunque sin avalar abiertamente una acción armada.
Del otro lado, los gobiernos progresistas —Brasil, México, Chile, Bolivia y, en menor medida, Colombia— rechazan tanto una intervención militar como la política de máximas sanciones. Lula da Silva fue claro: “El problema de quién gobierna Venezuela es de los venezolanos”. Brasil intenta ejercer de mediador, aunque la Casa Blanca no ha mostrado interés en abrir un canal de negociación más allá de su propuesta inicial de salida inmediata del chavismo.
La crisis ha dejado en evidencia el creciente aislamiento internacional de Maduro. Aunque el líder venezolano mantiene el apoyo interno de las estructuras chavistas, los reveses diplomáticos se acumulan. Aun así, Maduro apareció en Caracas ante miles de seguidores prometiendo resistencia: “No nos van a sacar jamás del camino de la revolución”, aseguró en un mitin televisado.

Entre tanto, el Vaticano entró en escena. El papa León XIV instó a Washington a evitar una acción militar que “solo traería más sufrimiento” y animó a priorizar la vía diplomática. Para los analistas, la advertencia papal es significativa: una intervención en Venezuela tendría consecuencias humanitarias inmediatas, incluida una nueva ola migratoria hacia Colombia, Brasil, el Caribe y Centroamérica.
Mientras la tensión aumenta, Trump reunió a su Consejo de Seguridad Nacional para evaluar los próximos pasos. En paralelo, Venezuela aceptó vuelos de repatriación de migrantes desde EE. UU., un gesto pragmático que contrasta con la retórica incendiaria entre ambos gobiernos.
El tablero regional se mueve con rapidez y la sensación de incertidumbre crece. La pregunta ya no es solo qué hará Trump, sino cuánto tiempo podrá Maduro sostenerse bajo un aislamiento que, esta vez, parece más profundo que nunca.

La llamada que encendió la chispa
• Duración: 15 minutos.
• Trump: “Debes abandonar Venezuela. Es hora de irte”.
• Maduro: “Lo que quieres es mi petróleo. Yo no me voy sin garantías”.
• EE. UU. rechaza amnistía, levantamiento de sanciones y transición controlada por el chavismo.
• Resultado: ruptura total y aumento del despliegue militar estadounidense en el Caribe.