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La carrera energética de Canarias: ocho islas, un reloj y un riesgo real de quedarse atrás

Foto: ITER

Canarias corre hacia un horizonte decisivo: ser climáticamente neutra en 2040, diez años antes que la mayor parte de Europa. El Gobierno autonómico lo ha convertido en objetivo estratégico y bandera política, pero la realidad es tozuda: el Archipiélago apenas supera hoy el 20% de generación eléctrica renovable, un dato todavía muy lejos de la meta.

La transición energética avanza, sí, pero lo hace a ritmos distintos en cada isla. Parques eólicos, fotovoltaica distribuida, proyectos pioneros de almacenamiento y una demanda que crece ligada al turismo dibujan un mapa desigual. La clave ya no es solo llegar a 2040, sino quién llega y quién se queda atrás.

Este es el estado real de la descarbonización en cada isla del Archipiélago.

Tenerife: mucho potencial, demasiada dependencia del fuel

Tenerife concentra una parte importante de la capacidad renovable de Canarias, especialmente gracias al corredor eólico del Sur. Aun así, la isla sigue lastrada por un modelo energético dominado por las centrales térmicas. La fotovoltaica avanza —autoconsumo, hoteles, polígonos— pero insuficiente para su tamaño y demanda.

Hacia 2040:
• Impulso masivo al autoconsumo residencial y turístico.
• Eólica marina como salto tecnológico.
• Movilidad eléctrica en flotas públicas y nodos turísticos.
• Rehabilitación energética de edificios públicos.

La isla mayor del Archipiélago se juega buena parte del éxito global.

Gran Canaria: el laboratorio del almacenamiento

Gran Canaria es hoy la locomotora renovable. Su equilibrio entre eólica y fotovoltaica, unido a la inminente entrada en funcionamiento del Salto de Chira, la convierte en la isla mejor posicionada para dar un salto cualitativo.

Hacia 2040:
• Salto de Chira como gran “batería” que multiplica la integración renovable.
• Más fotovoltaica en cubiertas industriales y suelos degradados.
• Puerto de La Luz como nodo de combustibles limpios (hidrógeno, e-fuels).
• Comunidades energéticas locales.

Gran Canaria puede ser la primera isla de gran tamaño en acercarse a un mix mayoritariamente renovable.

Lanzarote: la isla que pelea entre paisaje y energía

El recurso solar y eólico de Lanzarote es sobresaliente, pero su territorio es especialmente frágil. Las Zonas de Aceleración de Renovables han desatado polémica y el debate se ha colado en la agenda política y turística.

Hacia 2040:
• Prioridad a la fotovoltaica en cubiertas y suelo ya transformado.
• Eólica complementaria, con máximo cuidado paisajístico.
• Autoconsumo turístico y comunidades energéticas.
• Sello de descarbonización vinculado al modelo Manrique.

El desafío: descarbonizar sin romper el paisaje.

Fuerteventura: un desierto solar con enorme potencial

Fuerteventura combina radicación solar extrema, viento constante y una demanda eléctrica creciente por desalación y turismo. Su geografía plana y disponibilidad de suelos degradados ofrecen una oportunidad clara.

Hacia 2040:
• Parques eólicos y solares en suelos no sensibles.
• Renovables asociadas a la producción de agua.
• Corredores de recarga para movilidad eléctrica.
• Nuevos empleos ligados al sector energético.

Si se gestiona bien, Fuerteventura puede situarse entre las islas más renovables del Archipiélago.

La Palma: la reconstrucción como oportunidad verde

La erupción volcánica obligó a repensar infraestructuras y tejido económico. La isla impulsa autoconsumo, redes inteligentes y comunidades energéticas apoyadas en su fuerte tejido municipal.

Hacia 2040:
• Autoconsumo residencial y agrícola como base del modelo.
• Red reforzada para integrar generación distribuida.
• Movilidad eléctrica pública y turística.
• Marca “Isla Bonita” asociada a sostenibilidad real.

La Palma tiene la oportunidad de convertir la crisis en ventaja energética.

La Gomera: pendiente, dispersión y un modelo a medida

La Gomera depende casi por completo de combustibles fósiles. Su orografía y dispersión poblacional exigen un enfoque propio.

Hacia 2040:
• Parques eólicos y solares de tamaño medio cerca de los núcleos.
• Autoconsumo en edificios públicos y pequeños comercios.
• Movilidad sostenible rural: guaguas a demanda, eléctricos ligeros.
• Almacenamiento de pequeña escala.

La isla necesita una transición hecha “a mano”.

El Hierro: el espejo que demuestra que es posible

El Hierro es el ejemplo internacional de que un territorio aislado puede funcionar con energías limpias. Gorona del Viento permite cubrir miles de horas al año el 100% de la demanda solo con renovables.

Hacia 2040:
• Aumentar las horas de 100% renovable.
• Integrar solar y baterías al sistema hidroeólico.
• Electromovilidad total en flotas públicas.
• Turismo científico y educativo ligado al modelo.

Es la demostración práctica de que la neutralidad climática no es un eslogan.

La Graciosa: candidata a ser la primera isla cero emisiones

La octava isla habitada parte con ventaja: población pequeña, movilidad limitada y un consumo energético reducido. La Graciosa es el escenario ideal para una transición total.

Hacia 2040:
• Autoconsumo generalizado en viviendas y alojamientos.
• Microparques eólicos y fotovoltaicos con baterías.
• Movilidad eléctrica ligera como norma.
• Modelo turístico de bajo impacto y energía limpia.
• Potencial desconexión parcial del suministro fósil de Lanzarote.

Puede convertirse en la primera isla 100% renovable del Archipiélago.

Una meta común con velocidades distintas

Ocho islas, un reloj, múltiples ritmos. La descarbonización en Canarias no se medirá solo en megavatios instalados, sino en algo más profundo:
• cómo se usa la energía,
• cómo se mueve la gente,
• cómo se adapta el turismo,
• y qué capacidad hay para almacenar la energía que antes se perdía.

La carrera de fondo ya ha empezado. Y aunque la meta es la misma para todos, no todas las islas corren a la misma velocidad.