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‘La clave es la prevención’, por Antonio Alarcó

Una vez más tenemos y debemos de hablar sobre la prevención en general en salud y mas en particular del cáncer de mama. Los cribados mamarios (mamografía u otras pruebas de detección) son una herramienta fundamental para detectar el cáncer en su etapa más temprana, cuando las posibilidades de tratamiento exitoso y de curación son mucho mayores. Ya habíamos escrito en alguna ocasión, pero es importante recalcarlo, que es una evidencia científica que el tumor maligno de mama es el mas frecuente entre las mujeres de nuestro país y además es la primera causa tumoral y la primera de fallecimiento absoluto de las mujeres entre 35 y 45 años. Se diagnostican cada año más de 30.000 casos.

Sin duda, las mejores estrategias para luchar contra el cáncer en general, están basadas en la prevención (más vale prevenir que curar), por lo es imprescindible desarrollar políticas intersectoriales saludables. La estrategia de prevención se basa en disminuir los factores de riesgo primarios y el diagnóstico precoz (prevención secundaria).

Cada mes de octubre, el color rosa tiñe calles, escaparates y redes sociales, recordándonos una realidad que no conoce fronteras, ya que es el tumor maligno más frecuente entre las mujeres a nivel mundial. Por tanto, un mensaje que debe de calar cada año es la prevención con cribados mamarios, esencial para salvar vidas. Eso es imprescindible en los responsables de planificación sanitaria e inexcusable en el Ministerio de Sanidad con políticas nacionales, no locales.

Un diagnóstico a tiempo puede cambiarlo todo y también recordar que el cáncer de mama no siempre avisa en sus fases iniciales, puede desarrollarse de forma silenciosa sin síntomas ni signos visibles, por lo que los programas de detección precoz (importantísimo la autoexploración) y principalmente a través de la mamografía, se han convertido en herramientas decisivas.  Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la detección temprana aumenta de manera significativa las posibilidades de curación y, por tanto, reduce la mortalidad en más de un 30%. En España, gracias a los programas de cribado implantados en todas la Comunidades Autónomas (y debería ser homogéneo en todo el país), evita sin lugar a dudas la muerte de miles de mujeres. Los cribados mamarios consisten en realizar unas pruebas diagnósticas periódicas a mujeres sin síntomas aparentes con el objetivo de detectar lesiones en el tejido mamario antes de que se manifieste clínicamente.

La mamografía es la prueba de referencia ya que permite identificar tumores milimétricos imposible de palpar. En ocasiones se complementa con ecografías y/o resonancia magnética, especialmente en mujeres con mamas grasas.

Es también una evidencia que los localismos no tienen cabida en los programas de prevención. Son necesarias propuestas nacionales y europeas (Espacio Único Sanitario Europeo) para conseguir sinergias y efectividad en dichos programas.

También en un artículo de divulgación como es éste, recalcar que la medicina genómica, personalizada y de precisión tiene una cabida definitiva que tenemos que implementar en todo el país.

El genoma no es una opción, debería de ser una obligación como escribimos en su momento.

Aunque el cáncer de mama puede aparecer en cualquier mujer, existen factores que aumentan el riesgo: la edad, antecedentes familiares, mutaciones genéticas (como BRCA1 y BRCA2), el sedentarismo, la obesidad o el consumo de alcohol.

Tenemos que divulgar bien para romper mitos y barreras que aún existen entorno a la mamografía: miedo al dolor, a la radiación o recibir malas noticias.

Los expertos insistimos en que los beneficios superan con creces cualquier inconveniente pues las dosis de radiación son mínimas y los procedimientos son cada vez más rápidos y seguros.

La información y la sensibilización son fundamentales para aumentar la participación en los programas de cribado. Cada mujer que acude a su revisión no solo se cuida a si misma sino que también contribuye a una cultura de prevención que salva vidas. El cáncer de mama no siempre se puede evitar, pero sí se puede vencer si se detecta a tiempo. La ciencia avanza, los tratamientos se perfeccionan y la supervivencia aumenta cada año. Por tanto, la mejor herramienta sigue siendo la prevención.

En estos momentos tristemente una vez más salta a la palestra el cáncer de mama por causas ajenas a esta patología que son los falsos negativos y falsos positivos que puede haber en todo cribado de cualquier patología pero no existe riesgo cero (eso es idílico y falso) pero tenemos que ser absolutamente rigurosos en la información y la transparencia a tiempo real. Y no se puede ni se debe utilizar como está ocurriendo para hacer política partidista, lo que hay que hacer es política sanitaria que es un tema técnico.

Aunque el cáncer de mama es una patología mayoritariamente de mujer, no hay que desdeñar la incidencia de cáncer de mama que existe en el varón que precisa no un cribado pero sí una observación clara para evitar diagnósticos tardíos.

Somos de los que pensamos que para los cribados de cáncer de mama deberíamos de bajar la edad de realización y se justifica científicamente a partir de los 40 años, siendo partidarios de bajar a nivel europeo, español y autonómico esa edad y utilizar la inteligencia artificial (macro computación) en los diagnósticos de los mismos también. En las enfermas de riesgo (factor hereditario, etc,) la edad es desde que tenga un desarrollo mamario completo.

No a la demagogia, sí a la evidencia científica. Basta ya. A por todas.

Antonio Alarcó Hernández

Catedrático de Cirugía

Presidente de la Cátedra de Telemedicina, Robótica, IA y Telecirugía de la ULL

Doctor en Ciencia de la Información y Sociología.

Adjunto Primero de la Diputación del Común

Exsenador y Portavoz de Sanidad