El relevo simbólico de una familia en plena transición política
La heredera de María Corina Machado recogió este lunes en Oslo el Premio Nobel de la Paz, en un acto marcado por la emoción, la ausencia temporal de la líder venezolana y un mensaje central: sin democracia no hay paz posible.
La ceremonia del Nobel de la Paz vivió este año una escena inédita. La hija de María Corina Machado subió al estrado del Ayuntamiento de Oslo para recibir el galardón en nombre de su madre, que llega a Noruega de madrugada debido a su agenda y a las restricciones que han rodeado sus movimientos en las últimas semanas.
En un discurso breve pero cargado de simbolismo, la joven destacó que “mi madre siempre ha creído que la democracia es la base de cualquier paz duradera”, levantando el aplauso del auditorio. El Comité Nobel subrayó la “resistencia cívica” del movimiento opositor venezolano y su defensa de las libertades fundamentales.