La economía global sigue creciendo, pero ya con un ritmo menor, según los últimos datos del Fondo Monetario Internacional que exponen que el crecimiento mundial bajará a alrededor del 3,2 % en 2025, frente al 3,3 % del pasado año 2024.
No obstante, hay que tener en cuenta que este dato es una media, ya que mientras las economías avanzadas experimentan un crecimiento estimado sobre el 1,5 %, los países emergentes lo harán sobre el 4 %
Un dato muy interesante para destacar es que la confianza empresarial de la zona euro mejoró notablemente en octubre, lo cual supone un alivio en el ánimo económico, aunque la situación sigue siendo frágil.
En cuanto a riesgos, siguen preocupando mucho las tensiones comerciales y arancelarias, así como los conflictos bélicos que continúan latentes. Además, las políticas monetarias y el ambiente global (tasas de interés, deuda pública) siguen siendo también importantes factores de incertidumbre.
Por tanto, se podría decir que nos encontramos en una fase de crecimiento contenido, pero con muchos “peros”, ya que no estamos en terreno de caída libre, pero el ritmo es moderado y los peligros están ahí, por lo que, a nivel global, la economía no se está frenando de golpe, pero tampoco está acelerando.
El panorama en España parece mucho más positivo que el de otras economías europeas, ya que nuestra economía creció más de lo estimado en el segundo trimestre.
Una de las claves de este crecimiento la encontramos en el empleo que está tirando de ese crecimiento, destacando además que gran parte del aumento del empleo reciente proviene de la inmigración, lo que está permitiendo a la economía disponer de más fuerza laboral.
Sin embargo, no todo son titulares brillantes ya que nuestro país cuenta también con importantes debilidades y amenazas. De hecho, en agosto de 2025, el paro registrado en España aumentó en 0,91 % respecto al mes anterior, alcanzando a 2,43 millones de personas.
Por otra parte, cabe también destacar que España rechazó una de las exigencias del OTAN, destinar el 5 % del PIB a defensa, lo que está generando tensiones con Estados Unidos, que podrían desencadenar importantes repercusiones comerciales que afectarían de lleno a nuestra economía.
No obstante, hay que destacar que España está creciendo por encima de lo que muchos esperaban hace un año, gracias sobre todo al consumo interno y al mencionado empleo».
En lo que respecta a Canarias, nuestra economía continúa con una dependencia casi absoluta del turismo, a pesar de que las cifras oficiales lo cuantifiquen solo en el 35 % del PIB regional. En 2024 el crecimiento del PIB regional se estimó en el 3,6 %, y para 2025 se espera que se modere al 2,8 %, cifra que sigue siendo mejor que la media nacional.
Un dato más reciente de este pasado verano registró un crecimiento del sector turístico de sólo el 2,8 %, lo que evidencia que, aunque sigue creciendo, la velocidad de aumento se ralentiza. Dicho de otra manera, aunque el turismo sube, hay advertencias sobre la distribución de los beneficios, ya que una parte importante del gasto turístico no se queda en las islas, sino que va a grandes operadores externos.
En Canarias, por tanto, el turismo sigue siendo motor, pero ya no empuja como antes. Un crecimiento de casi del 3 % sigue siendo bueno, pero la tendencia actual apunta hacia una moderación. Canarias, consecuentemente, debido a esta dependencia turística, tiene una altísima elasticidad ante muchas de las cosas que ocurren en el mundo, repercutiéndole tanto para bien como para mal.
Como conclusión hay que pensar que el mundo sigue evolucionando a buen ritmo, aunque sin acelerones; España lo está haciendo mejor que muchas otras economías, pero no está exenta de peligros; y aquí en Canarias seguimos tirando gracias al turismo, pero con los frenos puestos y la necesidad de pensar más allá. En definitiva, estabilidad con precaución, y teniendo siempre presente que lo que pase fuera importa.