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Pilar Alegría admite “un error” tras reunirse con Paco Salazar en pleno escándalo que salpica al PSOE

 La ministra y portavoz se ve obligada a rectificar después de conocerse su encuentro con el histórico dirigente implicado en el caso interno que incomoda a Ferraz.

La portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, ha reconocido públicamente que fue “un error” mantener una reunión con Paco Salazar, figura del PSOE envuelta en polémica por su presunta intermediación y su relación con varias controversias internas que han generado tensión en el partido. El reconocimiento llega después de que trascendiera el encuentro y de que sectores socialistas exigieran explicaciones.

Ha dado un paso atrás y ha admitido que su encuentro con Paco Salazar “no fue oportuno” dadas las circunstancias y el clima interno del PSOE. La reunión, que según la propia portavoz “se produjo en un contexto personal y no institucional”, se ha convertido en un problema político para el Ejecutivo y para la dirección de Pedro Sánchez, que trata de contener un nuevo foco de desgaste.

Salazar, veterano militante y exdirigente socialista con fuerte ascendencia interna, se encuentra en el centro de la polémica por diversas actuaciones que están siendo investigadas y que han reabierto viejas tensiones dentro del partido. Aunque no existe una acusación formal contra él, su nombre aparece vinculado a varias maniobras internas y a contactos considerados improcedentes por parte de sectores críticos.

En este contexto, el encuentro entre Alegría —una de las figuras más visibles del Gobierno— y Salazar fue recibido con sorpresa y malestar en Ferraz. La portavoz, presionada por las preguntas de la prensa, ha optado por desmarcarse y reconocer que “no debió producirse” para evitar “interpretaciones equivocadas”.

Desde el Gobierno se insiste en que no se abordó ningún asunto relacionado con la investigación interna ni movimientos orgánicos del PSOE. Sin embargo, la oposición ha aprovechado el episodio para acusar al Ejecutivo de “doble moral” y para insistir en que existe un “círculo de influencias” alrededor de dirigentes históricos y asesores no oficiales.

El entorno de Pedro Sánchez guarda silencio, consciente de que el caso Salazar irrita a la dirección y ensucia el discurso de renovación que el partido trata de impulsar. Algunos cargos territoriales han mostrado su incomodidad y reclaman esclarecer por qué se produjo la reunión y cuál fue su contenido exacto.

La propia Alegría ha intentado cerrar el episodio asegurando que su prioridad es “la transparencia y la responsabilidad institucional”, pero el daño político ya está hecho: el encuentro ha abierto un nuevo flanco en un momento de máxima sensibilidad interna para el PSOE.