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Rusia convierte a miles de niños ucranianos en combatientes: secuestros, adoctrinamiento y entrenamiento militar para luchar contra su propio país

Una madre con sus dos hijos llega a Leópolis desde Mariupol. Foto: TY ONEILL

La guerra de Ucrania ha destapado uno de sus capítulos más oscuros: miles de niños ucranianos están siendo secuestrados o deportados a territorio ruso y obligados a participar en programas de adoctrinamiento y entrenamiento militar. Según investigaciones de la Yale Humanitarian Research Lab y diversas agencias internacionales, más de 19.000 menores han sido identificados oficialmente, aunque las autoridades ucranianas advierten de que la cifra real podría ascender a decenas de miles.

Los menores, algunos de apenas 8 años, son trasladados a más de 200 instalaciones repartidas por Rusia y Crimea, donde reciben instrucción militar básica, manejo de drones, disciplina castrense y sesiones de propaganda destinadas a su “rusificación”. Diversos informes sostienen que, al cumplir los 18 años, muchos de estos jóvenes son enviados al frente para luchar contra el mismo país del que fueron arrancados.

Organismos internacionales, incluida la Corte Penal Internacional, consideran que estas deportaciones masivas y su posterior militarización podrían constituir crímenes de guerra e incluso actos de genocidio, al buscar borrar la identidad cultural ucraniana. Ucrania exige la devolución inmediata de todos los menores y denuncia que Rusia utiliza a estos niños como “munición humana” en un conflicto que ya ha devastado a varias generaciones.