El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, afrontó este miércoles una tensa comparecencia en el Congreso marcada por las acusaciones de corrupción que afectan al PSOE y a su entorno político. En un discurso de apenas siete minutos, el jefe del Ejecutivo trató de defender su gestión y apeló a la “tolerancia cero” frente a cualquier irregularidad, aunque reconoció que el plan estatal anticorrupción “aún no se ha desplegado completamente”.
Sánchez insistió en que su Gobierno “ha actuado y seguirá actuando con rigor”, pero admitió que “no basta con los anuncios” y que es momento de “pasar a los hechos”. La oposición, especialmente el Partido Popular, le reprochó que solo reaccione “cuando los casos estallan en los medios” y le acusó de “encubrir la corrupción interna”.
El presidente pidió colaboración entre partidos para “no normalizar la corrupción”, pero su intervención fue recibida con escepticismo por buena parte del hemiciclo, que le exigió medidas inmediatas y transparencia real.
