Pedro Sánchez dio este domingo un giro notable a la posición española respecto a Venezuela al evitar, por primera vez, reconocer a Nicolás Maduro como presidente legítimo. En medio de la creciente tensión por el despliegue naval de Estados Unidos en aguas del Caribe, el jefe del Ejecutivo exigió “respeto absoluto al derecho internacional” y reclamó abrir “espacios de diálogo” que frenen una posible escalada regional.
La declaración supone un quiebre diplomático relevante en la postura mantenida hasta ahora por La Moncloa, que había optado por una posición ambigua hacia Caracas. Mientras tanto, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, se ofreció a mediar entre Washington y Caracas para desactivar la crisis y recomponer los canales de comunicación en la zona.
